Museo del Louvre, 12 obras imprescindibles
Museo del Louvre, 12 obras imprescindibles, uno de los top si viajas a París es la visita al Museo del Louvre.
El gran palacio que alberga el museo, cuyo origen se remonta a finales del siglo XII, es una verdadera lección de arquitectura: del 1200 al 2011, los arquitectos más innovadores se sucedieron para construir y ampliar el Louvre.
Durante mucho tiempo sede del poder, esta residencia real también albergó a los jefes de estado franceses hasta 1870.
En ocho siglos de existencia, el Louvre ha sido marcado por distintas corrientes arquitectónicas, desde la fortaleza medieval del siglo XII hasta la pirámide de cristal de Pei (1989). Ultimo elemento agregado: el nuevo espacio que alberga las Artes del Islam, una cristalera ondulante que recubre la cour Visconti
Visitar el Louvre te permite descubrir, a través de sus colecciones, el arte occidental desde la Edad Media hasta 1848 y muchas civilizaciones antiguas, desde las civilizaciones antiguas orientales, egipcias, griegas, etruscas, romanas, de las artes gráficas y del arte del Islam.
El musée du Louvre posee en su colección una gran cantidad de obras maestras de renombre internacional. Desde el Egipto antiguo hasta las artes gráficas, descubrir la historia del arte en uno de los más bellos museos del mundo.
Se puede realizar una visita nocturna, con mucho menos visitantes.
Página web https://www.louvre.fr/
Las doce obras que no debes perderte:
Indice de contenidos
Código de Hammurabi (Mesopotamia 1750 A.C)
El código de Hammurabi consiste en una estela de basalto erigida por el rey de Babilonia en el siglo XVIII a C: es una obra de arte, una obra histórica y literaria y una de las colecciones legales más completas de la Antigüedad.
Está escrito en lengua acadia y en escritura cuneiforme, en un lenguaje sencillo y un estilo claro.
Desde nuestro punto de vista dentro del Museo del Louvre, 12 obras imprescindibles, las doce obras que no debes perderte, el Código de Hammurabi es uno de nuestros top.
Planta baja. Sala 3.
Friso de los inmortales o friso de los arqueros (510 A.C)
El friso tiene un tamaño de 4,75 m por 3,75 m, de ladrillo de terracota vidriado en relieve. Está representada la guardia real persa.
Planta baja. Sala 12b
Toros alados del Imperio Asirio (725-721 A.C)
Figuras con cuerpos de toros, alas de águila y cabezas de ser humano, fueron hallados en el palacio del rey Sargón II, y cuya antigüedad se sitúa en el siglo VIII antes de Cristo. Se denominaban Lammasu, y su función consistía en proteger a sus propietarios.
Planta baja. Sala 4.
El escriba sentado (2.600-2.350 A.C)
El escriba sentado estatua en piedra caliza pintada, representa a un escriba anónimo sentado con las piernas cruzadas. El papiro tenía que estar en su regazo mientras la mano derecha sostenía el pincel.
Planta 1. Sala 22.
Una de las imprescindibles dentro de las doce obras que no debes perderte.
Venus de Milo (110 A.C)
Está escultura está considerada un paradigma de la belleza femenina clásica. También conocida como Afrodita de Milo, es una escultura perteneciente al arte griego, en concreto al período helenístico de la escultura griega.
Planta baja. Sala 16.
Victoria de Samotracia (190 A.C)
Pertenece al arte griego, período helenístico (escuela de Rodas), conocida como Niké de Samotracia o Victoria alada de Samotracia es una escultura en mármol blanco. Escultura de bulto redondo o exenta, representa a una figura femenina con alas, se encontraba esculpida sobre la proa de un navío.
Planta 1. Arte griego. Situada en la subida de una de las escaleras del museo entre las salas dedicadas al arte griego y a la pintura.
La Gioconda. Leonardo Da Vinci (1503-1507)
Probablemente el retrato, pintado en Florencia entre 1503 y 1507 por Leonardo Da Vinci, de Mona («Madame») Lisa Gherardini esposa de Francesco del Giocondo, es una de las obras más famosas del Louvre, con su enigmática sonrisa.
Adquirida por Francisco I en 1518 y celebrada por los artistas de su época, no fue hasta el siglo XX que La Mona Lisa adquirió su notoriedad.
La técnica pictórica de Leonardo modela las formas con veladuras (capas de color muy diluidas, casi transparentes), jugando con la sombra y la luz difuminando los contornos (sfumato).
Primera planta. Sala 6.
La balsa de la Medusa. Theodore Gericault (1818-1819)
Esta pintura, manifiesto del Romanticismo, causó un gran escándalo en 1819. Por primera vez, un artista representa, sin encargo, un hecho de la historia contemporánea y pone en escena a personas anónimas, en el formato de pintura histórica.
Precursor del espíritu crítico, el tema constituye una aguda crítica al gobierno, el hundimiento en 1816 de La Méduse, fue el resultado de la incompetencia de un capitán. Sin botes salvavidas, ciento cuarenta y nueve personas se sentaron en una balsa que estuvo a la deriva durante doce días y solo quince sobrevivieron, sobrevivientes de masacres, locura y canibalismo.
Primera planta. Sala 7
Las bodas de Caná. El Veronés (1562-1563)
Este enorme lienzo adornaba el refectorio del monasterio de San Giorgio Maggiore en Venecia. El Véronès, admirable colorista y famosa por su talento para pintar inmensas escenas con múltiples personajes, elige aquí el primer milagro de Cristo, durante las bodas de Caná. Trabajando la perspectiva, traslada el episodio bíblico a la rica Venecia de su tiempo, el siglo XVI.
Primera planta. Sala 6.
La coronación del emperador Napoleón. Jacques-Louis David (1806-1807)
Obra colosal ordenada por Napoleón I para inmortalizar su coronación el 2 de diciembre de 1804 en Notre-Dame de París.
Redecorado para la ocasión en estilo neoclásico por una arquitectura de madera pintada en trampantojo, el coro de la catedral representa el escenario de un teatro donde cada actor tiene lugar en un escenario grandioso.
Primera planta. Sala 75.
La Virgen de las Rocas. Leonardo Da Vinci (1483-1485)
Esta es una pintura que inicialmente se proyectó para convertirse en un tríptico que nunca llegó a completarse. La escena, bañada por el sfumato característico del arte de Leonardo, ofrece un contraste sorprendente con el extraño segundo plano formado por las abruptas rocas.
Primera planta. Gran Galería.
Otra de las imprescindibles de las doce obras que no debes perderte.
La libertad guiando al pueblo. Eugène Delacroix (1830)
El lienzo representa la Revolución de Julio de 1830, ocurrida en París, tres días de disturbios revolucionarios, “Les Trois Glorieuses”, expulsaron a Carlos X del trono e instalaron allí a Luis Felipe.
Esta obra es única en la carrera de Delacroix que privilegió los temas orientalistas y raras son sus composiciones inspiradas en hechos contemporáneos. Es un cuadro alegórico sobre un hecho histórico.
Planta 1. Sala 700.
Museo del Louvre, 12 obras imprescindibles